lunes, 23 de noviembre de 2009

DOS PRECIOS PARA UN MISMO MERCADO.

Desde hace 4 meses se ha fijado la tasa de interés en 0,5% anual, que es el precio que pagan instituciones financieras por depósitos a plazo. Este es un precio fijado, no se determina por el libre juego de oferta y demanda. A su vez en el mercado libre el dinero tiene otro precio, que en el caso de una institución financiera es de 15% anual. O sea, el dinero tiene dos precios: el normativo y el del mercado libre.

Pareciera ser más justo que cuando la autoridad fija un precio tan importante, que es casi único, se pudiera disponer de otros instrumentos que pudieran fijar un precio más cercano al que determina el mercado competitivo. De otra manera se produce un tremendo desequilibrio que afecta en el corto plazo, en pro y en contra, a los riesgos implícitos en cualquier transacción, a la transferencia de riqueza entre agentes económicos, al valor de casi todos los activos, altera la racionalidad en el uso del dinero, altera los precios relativos de todos los productos, nacionales e importados y se presta para especular si se dispone de dinero barato. La enorme brecha entre ambos precios debiera llevar a un aumento de la liquidez en la medida que se acelere el ciclo del crédito y a inducir un rápido aumento en los precios de activos que no se sabe si generaran retornos reales. En estas condiciones los proyectos se hacen más complejos y las estrategias quedan sujetas a más incertidumbre para las variables que a todos interesa: ocupación y certidumbre en el empleo, nivel de remuneraciones, volumen de impuestos y calidad de vida.

Finalmente, no es imaginable por ahora un precio fijado para el productor de la libra de cobre y un precio libre 30 veces mayor para las ventas de sus compradores, aún a sabiendas que todos los mercados competitivos presentan riesgos futuros.