sábado, 22 de febrero de 2014

LA TPM A LA BAJA ¿Y QUÉ PASARÁ?

La baja de la TPM ha sido anunciada desde hace tiempo para que lo sepan los que se beneficiarán y los que perderán con esta medida. Distintos sectores y grupos de empresas y personas se ven afectados por esta medida, obliga a alterar estrategias y tácticas, acelerar las decisiones de precio, buscar refugios, y todo esto dada la insistencia de que se modera el dinamismo y que la inflación será cerca de la meta del 3%, para lo cual será indispensable agregar mayor estímulo monetario. O sea, nuevas bajas de la TPM. Al revisar la década se observan 3 procesos de baja de la TPM y 4 procesos de subida de la TPM, es decir, una década movida. Y al revisar algunas cifras de esos proceso se observan relaciones que no son menores. Por ejemplo, en el 2004 con una TPM de sólo 2% la inflación acumulada llegó, en octubre de 2005, al 4%, pero a comienzos de 2005 se comenzó a subir la TPM y bajó la inflación entre octubre de 2006 y abril de 2007. En diciembre de 2007 se empezó a subir la TPM desde el 5,75% al 8,25% a diciembre de 2008 y hubo un crecimiento negativo del producto hasta fines de 2009; entre septiembre de 2007 y junio de 2009 hubo mayoritariamente una tasa de interés real negativa y la inflación acumulada llegó nada menos que a casi el 10%en octubre de 2008. En enero de 2009 se empezó a bajar la TPM de 8,25% a 0,5%, en 7 meses; la tasa de interés real fue negativa hasta febrero del 2012, la inflación acumulada a diciembre de subió a más del 3% y el crecimiento empezó después del F28 (2010), probablemente por la reconstrucción. En junio de 2010 se empezó a subir la TPM de 0,5% a 5,25% a junio de 2011 y el IPC acumulado llegó a 3% y 4,4% a fines de 2010 y 2011 respectivamente y el Imacec creció a su máximo de en marzo de 2011. Durante gran parte del 2012 la TPM fue de 5% y el IPC acumulado bajó del 4,4% al 0,9% en mayo de 2013, con un Imacec por encima del 5% y una tasa de interés entre el 1% y el 4% anual. Pero, en octubre de 2013 se volvió a bajar la TPM del 5% al 4,25% actual y el IPC empezó a subir. O sea, los cambios que se logran con la variación de la TPM – en diferentes momentos futuros - pueden ir en direcciones casi opuestas, lo cual es bastante lógico si se considera la existencia de las múltiples variables que están en juego. Como los cambios se hacen con un sentido de anticipar efectos deseados, pero siendo el futuro incierto los resultados no son necesariamente los deseados. Y es por eso que hemos repetidamente señalado que las aseveraciones sobre el futuro deben ser dadas con mucha prudencia, porque las variables en juego pueden tener comportamientos imprevisibles como se muestra en los ejemplos anteriores. Por eso produce sorpresa cuando se señala que dadas la condiciones actuales se propone que los “futuros cambios de la TPM dependerán de las condiciones macroeconómicas internas y externas sobre las perspectivas inflacionarias”. Entonces ¿cómo es posible que si se tiene dudas sobre las perspectivas inflacionarias futuras se siga insistiendo que sería necesario agregar un mayor estímulo? Parece necesaria una mejor explicación, dado que la historia reciente muestra movimientos reales disímiles a los propuestos. Por eso: ¿no será posible que en un futuro no muy lejano se pueda disponer de un “sistema experto” que sea más certero para predecir y tomar decisiones, con menos costo y con errores y desviaciones que podrían estar controlados, de manera de no llegar a inflaciones del 10% o a bajadas violentas de la TPM, con los consiguientes traspasos de riquezas - no siempre equitativas - en una economía que no se caracteriza por el libre juego de las habilidades?