miércoles, 29 de junio de 2016

COMPATRIOTAS VIVAMOS MEJOR.

¿Puede Ud. imaginar bien unos espacios donde vivir, trabajar, estudiar, entretenerse y hacer deportes que sean antisísmicos, iluminados de día con luz natural y de noche con luz proveniente de baterías cargadas por paneles solares, que permitan tener una temperatura agradable para andar en mangas de camisa en invierno, con cocinas eléctricas, con aire acondicionado y calefacción, según corresponda, con muebles, pisos y murallas anti accidentes, con elementos de contacto manual o de servicio de Cu+ (cobre antibacteriano) que ayude a reducir las enfermedades en el invierno y elimine gran parte de la contaminación que inunda a grandes y pequeñas ciudades en el país? Las actuales condiciones en que vive la mayoría de los chilenos difieren grandemente de lo anterior. En general observamos espacios que no son saludables ni sustentables. En el invierno muchos espacios cerrados son muy fríos (dormitorios, comedores, estáres, baños, salas de clase, oficinas, bodegas, etc) y el costo de temperarlos a unos 20-22 grados centígrados está fuera del alcance de la mayoría de las personas, especialmente los de menores ingresos y los mayores. En el verano, esos mismos espacios llegan a tener temperaturas muy altas, que dificultan el vivir sano y hay que abrir ventanas y dejar entrar el ruido ambiente, que molesta el descanso, especialmente de noche. Son espacios hechos con elementos que no aíslan del frío o del calor, muchas veces se deja poco espacio para la iluminación y la ventilación, hay muchos muros muy fríos, los colores de los muros no ayudan a tener ambientes adecuados para diferentes usos y se mantienen por muchos años sin cambiarlos, acentuando la monotonía. Muchos muebles y elementos decorativos son fuentes de accidentes para quienes transiten por muchos espacios públicos y privados (puntas con las cuales golpearse, vidrios que se pueden quebrar, pisos inadecuados) y un largo etcétera de elementos que hacen la vida más difícil en muchos espacios cerrados en los que nos movemos diariamente. Son ambientes que no invitan a mejorar la productividad, a estudiar, a entretenerse. Para colmo de lo anterior: (1) es posible hacer construcción en madera, que sea antisísmica (reduciendo posiblemente los costos de reconstrucción) genera ambientes más agradables en temperatura y sensaciones , que permite construir edificios de más de 5 pisos, (2) escasamente se emplea el Cu+ antimicrobiano para usar en diferentes y variadas superficies con las que constantemente tienen contactos las personas y, así, reducir un conjunto de enfermedades y (3) se hace un uso incipiente del potencial que tiene gran parte del país para la generación de electricidad con el empleo de paneles solares y de plantas virtuales de acumulación. ¿Y sabe por qué es el colmo? Porque la madera se produce aquí, el cobre también y el sol está aquí. Y siendo así, no hay que importar ni gas, ni petróleo, ni carbón, y cada usuario no sólo contaminaría menos sino que además, no tendría cancelar mensualmente las cuentas respectivas que, en general, suben cada año más que el IPC. Son estos los espacios en los que las personas pasamos la mayor parte de nuestra vida. ¿Por qué no es posible hacer los cambios indicados para que todos o la mayoría de la población viva más confortablemente, con menos contaminación y, lo más probable, con menos costos? Los invitamos a que nos ayuden a continuar esta campaña para construir una vida más sana, más confortable y más económica para todos los habitantes del país, sin distinciones.

MÁS PANELES SOLARES QUE PRODUZCAN ELECTRICIDAD.

Nos imaginamos que para cualquier autoridad de la energía debiera ser de gran beneficio que todas o casi todas las viviendas tuvieran paneles solares capaces de satisfacer sus propias necesidades de electricidad y que si se tuviera un excedente este sirviera para que las consuman las viviendas que tienen déficit, para crear centrales virtuales locales o, finalmente, para intercambiar con las compañías distribuidoras. ¿En qué medida la legislación existente incentiva o desincentiva este tipo de instalaciones? Es demasiado llamativo el contraste entre (1) el escaso número de vivienda que tienen instalaciones de paneles en zonas donde se dan condiciones “extraordinarias” de clima (como es para gran parte de la superficie del país) con mejoras tecnológicas que permiten mayor potencial de captación, menores costos de instalación, y que eliminan la contaminación de las plantas a combustible líquido y sólido y la (2) proliferación de construcciones e informaciones sobre nuevas centrales y plantas generadoras de electricidad y de tendidos de líneas dentro del territorio, que pertenecen de varias empresas nacionales y extranjeras, así como la decisión de nivelaciones de precios de los consumos residenciales, todo lo cual se refiere a empresas de diferentes orígenes y tamaños que no tienen por objetivo entregar sus producto a costo, sino que a generar sus legítimas utilidades o lucro. Por eso preguntamos: ¿Por qué no se toman las decisiones que sean más beneficiosas para los consumidores finales de electricidad, que demandan iluminación y calor (obteniendo los hogares mayor confort y menores costos potenciales)? ¿Por qué no se incentivan las instalaciones de centrales virtuales locales de almacenamiento de la electricidad producida por paneles domésticos, como se hace en otros países y se ayuda a reducir los costos de energía para las familias y, muy importantemente, a reducir la contaminación ambiental en muchas ciudades? ¿Por qué se elige el precio de transferencia sobre la base de “precios mayoristas”, que beneficia a las empresas y no sobre el “precio al consumidor” que beneficia a los hogares? ¿Hacia a donde se dirige, en este tema, el tan mentado principio de la igualdad? Si queremos ser modernos y usar los avances de las tecnologías avancemos en direcciones genuinas de: progreso, sustentabilidad, confort, descontaminación y costos.