lunes, 23 de marzo de 2015

INCUMBENTES Y MUCHOS OTROS: ¿NO DEBEN PASAR A RETIRO?

Las actitudes y las palabras muchas veces muestran algo muy diferente a lo que en verdad se debe decir. Es común que en relaciones comerciales entre comprador y vendedor, el primero demuestre poco interés, o nulo, por lo que ofrece el vendedor y hasta lo considere innecesario y el segundo, exagere las cualidades de su producto. En la medida que avanza la negociación o el “regateo” se empieza a reconocer por parte del comprador que realmente necesita el producto y por parte del vendedor que su producto tiene menos cualidades. Si fuera por las primeras palabras escuchadas por cada una de estas personas se podría llegar a la conclusión de que para el comprador es mejor postergar la comprar y para el vendedor olvidarse de la venta. Algo de este tipo escuchamos en estas últimas semanas de parte de autoridades, ex autoridades, incumbentes, ex incumbentes, y muchos más. Por ejemplo: “no hay una corrupción generalizada”, “hay que retomar el control”, “los políticos no pueden ser tratados de….”, “se ha construido un nuevo país y no se puede echar por la borda”, “que candidatos declaren su patrimonio”, “se revisarán los niveles de las remuneraciones de ciertos cargos públicos”, “hay que reflexionar sobre el futuro y no detenerse”, “se puede recuperar la sanidad con algunos ajustes”, “esto puede terminar en populismo” y así otras frases similares que buscan minimizar la catástrofe moral y pasar rápidamente a las “soluciones” al tiempo que se desacredita la necesidad de que la comunidad siga pidiendo que se investigue a todas las “empresas y personas” que hayan participado en este atropello a la honestidad. Lo que ha ocurrido hasta aquí es extremadamente complejo y las soluciones rápidas y simples no funcionan, porque primero hay que tener muy bien definido “el problema” antes de estudiar sus causas y sólo conociendo estas últimas se puede intentar diseñar las soluciones, especialmente si es que entre las causas hay cambios culturales. Por eso, volviendo a lo que puede decir un comprador, que inicialmente podría no ser verás, da la impresión que quiere pasar lo más rápido este momento para ver que no lo “sorprendan” porque pudo participar en los momentos en que se estaba incubando este engendro y tal vez no tuvo el valor de denunciarlo y, como se hizo entre amigos y colegas, no le pareció tan horrible, sino más bien familiar. Estos recursos mal usados salen de fuentes nacionales y tal vez extranjeras. Una fuente es el PIB mundial que alcanza a aproximadamente 75 millones de millones de dólares el 2014. Si entramos en el país, la suma de los PIB disponibles en lo últimos 25 años sobre pasan los 3 millones de millones de dólares, en el mismo periodo los presupuestos nacionales sobrepasarían el millón de millones de dólares y el valor del patrimonio nacional actual de seguro que puede superar los 20 millones de millones de dólares. ¿No es posible que parte de estos recursos hayan pasado por las manos de algunos que no quieren que se siga investigando? ¿Qué dirá un trabajador que tiene un ingreso mínimo mensual de $ 225.000?