viernes, 27 de abril de 2012

EL TRANSANTIAGO Y LOS ESCENARIOS HASTA EL 2020.

Desde el 2007 se ha trabajado para que el Transantiago llegue a ser un sistema eficiente. Se han introducido gran cantidad de cambios, pero su calidad sigue en duda y sus costos llegan a dimensiones inimaginables para sus creadores y para los pasajeros. Lo más probable es que no se contó con la información adecuada sobre los escenarios con y sin el Transantiago, para el territorio a cubrir. Y, por lo tanto, fue insuficiente la previsión de los ajustes y desajustes que había que tener presente para llegar, si es que se podía, a tener un sistema adecuado a las necesidades de los constituyentes. La información de anticipación debería haber cubierto aspectos económicos, políticos, culturales, ambientales y sociales. Son cinco años de cambios continuos sin que se resuelvan cuestiones críticas como los tiempos de recorrido y de espera, la calidad de los vehículos, el transporte nocturno, etcétera y desde luego, la tarifa que ha superado las expectativas. Se ve como un sistema desbordado por su complejidad organizacional y decisional y probablemente lo seguirá siendo en el futuro. En este momento en que se vuelve a plantear el aumento de las subvenciones surge la pregunta sobre la información de anticipación que se tiene disponible, es decir, los escenarios en los que debería operar el Transantiago en lo que resta del decenio. De no existir escenarios analizados en profundidad y considerados en sus probables ocurrencias significa que gastar más recursos en mejorar la calidad del servicio y reducir sus costos astronómicos, no será más que un promesa difícil de cumplir. Los escenarios podrían dar información útil sobre la calidad y eficiencia esperada del sistema de aquí al 2020. ¿Y si se anticipara pocas probabilidades de éxito para el sistema no sería mejor planificar su desmantelamiento, al mismo tiempo que diseñar e ir construyendo un sistema que tome en consideración las lógicas que anticipe el futuro? ¿No es curioso que existan sistemas de locomoción pública en provincias que son más simples y con pasajes más baratos y fraccionados y que haya recorridos en taxis colectivos que son más baratos que un pasaje en bus.