La necesidad de anticipar los desafíos y las
estrategias de las personas y de las empresas a contar de la reapertura de la
economía.
Hasta la fecha el número de contagiados y de
recuperados alcanza a poco más de 60 mil personas de una población de alrededor
de 19 millones y los números de contagiados son cada día menores, y suponemos
que eso va a continuar aunque con algunos altibajos, como ha ocurrido en otras naciones.
Y, por lo tanto, como resultado hasta aquí es que estimamos que la
probabilidad de que una persona se haya contagiado es del orden del 0,35%, por
lo cual ya nos sentimos que nos salvamos y ahora hay que ir decididamente a la
recuperación personal y de las empresas para salir del desastre económico en el
que se está.
Un parte importante de las personas y de las empresas, cercana a un
tercio del país, están en una etapa crucial para su futuro inmediato y mediato
porque están viviendo una mediana o
fuerte disminución de sus remuneraciones e ingresos o se les han reducido sus ventas o han
tenido que cerrar.
Ahora viene la etapa de reconstrucción y para
cada persona o empresa con problemas tendrá que pensar en lo que debe hacer la
próxima semana, luego en el próximo mes, anticipar el trimestre que viene
trabajando para resolver su propio problema, el problema de sus trabajadores y
de sus familiares.
Se puede partir de la base de que la actual
crisis económica:
- - Tiene un costo financiero mundial que alcanzaría a $ 8,8 billones de US$, (como 40
veces el producto interno anual de Chile) que afecta al mercado nacional y a
muchos de los mercados con los que negocian las empresas nacionales.
- - Hay miles de desocupados, la mayoría de los cuales se estima que no volverá a los cargos que perdieron.
- - Hay alrededor de 2 mil millones de estudiantes que
se ven afectados.
- - Hay miles de pequeñas y medianas empresas que difícilmente se recuperarán y
que proveían o compraban a las grandes nacionales e internacionales
Aunque lo
anterior no se observa a los ojos de la mayoría de las personas, porque puede
ser una realidad más o menos distante, se une a lo desconocido de las etapas siguientes
de la pandemia, de su duración, sus recurrencias y sus secuelas, lo cual produce miedo en las
personas y se señala, en los medios empresariales mundiales, que paraliza a muchos presidentes, gerentes,
profesionales, técnicos y personas en general. Por su parte, otros de estos
personajes se afirman en la negación: “que no es necesario un nuevo modelo de vida
o de negocios, nuevos supuestos o nuevas
mentalidades, sino que se volverá a las actividades tradicionales y bien
conocidas”.
Se dice
que, en particular, las personas que vienen de un pasado de éxito, aprenden de forma violenta lo que es fracasar y eso los
hace pensar que todo lo malo pasará y que volverá a ser como antes.
Algunas
personas tratan de sacar conclusiones de la crisis financiera del 2008-09 para
arremeter en las etapas que vienen. Algo se puede obtener, pero las diferencias
son muchas, para empezar ha sido una amenaza a las personas a su salud y a su
vida, lo cual no ocurrió en la crisis anterior. Esta crisis tuvo a toda la
población del mundo sometida al peligro y al miedo de la enfermedad y de la
muerte. Eso no pasó en absoluto en la primera década, para muchas personas esa
crisis paso de desapercibida. En esta pandemia los medios de comunicación han
sido obsesivos en dar noticias durante gran parte del día sobre contaminados, recuperados, fallecidos
por día y sus variaciones diarias durante más de dos meses. Nada de eso ocurrió
entre el 2008-09.
Ahora se
ha recurrido al cuidado y al encierro para hacer que aquellos que no se
comportan según se ha publicitada (mascarilla, espacio, estornudo, cuarentena,
etc.) se comporten de la manera adecuada. Nada de eso en los años 2008-09.
Para
evitar seguir con otro ciclo de miedo, fracaso y parálisis, las personas no
tienen que convertirse en psicoterapeutas de consultorio, pero sí deben abordar
la vida emocional propia y la de sus seres cercanos, sea como presidente de una
compañía que debe animar a sus altos ejecutivos y a todo el personal, como a un
jefe de familia que debe retomar el negocio familiar o reemprender otro negocio
que tenía pensado, y desde luego como toda persona que tienen que sacar
adelante su propia familia y así mismo.
Y para
ello hay que entrenarse para que se reactiven sus capacidades y el pensar en
las innovaciones que habrá que hacer, lo cual es una manera buena e indispensable para revitalizarlos.
Pero se sabe que estas semanas y
meses son momentos de gran incertidumbre con respecto a la empresa: cómo se
comportarán sus mercados, sus ingresos y sus costos y sus deudas y para las personas: ¿recuperaré mi
cargo, tendré que buscar algo nuevo, será mejor seguir como independiente?
Y es
justamente este futuro cercano y de mediano plazo el que ofrece las mejores
oportunidades para innovar, o sino, donde hay que buscar esas oportunidades.
El costo enunciado arriba ya empezó a ocurrir y hay por lo menos tres tipos de empresas: (a)
las de servicios públicos que han seguido funcionando y algunas con demandas
crecientes (telecomunicaciones, electricidad, gas, agua, etc.) y que tendrán ganancias extras, (b) las
beneficiadas debido al virus y a los cuarentenas y temas asociados (alimentos, laboratorios,
farmacias, medicamentos y equipamiento y algunas de la salud y su prevención,
etc.) que son pocas y (c) una gran parte está entre las perdedoras (turismo,
hotelería, servicios a las personas, comercio minorista, etc.).
En estos tiempos de dudas e incertidumbre se trabaja mucho con:
supuestos, con los valores y con las
actitudes personales y poco con los
datos, por eso lo que expresa el General
James Mattis es significativo: “Tiene que comenzar con los datos. Si sólo puede cuantificar el 10 por
ciento del problema en este momento, comience allí. A medida que ingresan más
datos, reemplace los supuestos con conocimiento. Y entonces necesitas aplicar
tu juicio”.
A partir del pensamiento
intersticial, que enseñamos desde hace algunos años, sabemos que el ordenamiento de empresas,
sectores, recursos, empleos, remuneraciones, precios, actuación de los poderes
públicos no serán los mismos del año pasado, y a raíz de esos cambios y de los
nuevos conocimientos que se producirán las personas aprenderán cuestiones
completamente nuevas, de ese nuevo mundo y de esos cambios y si los aprovechan les darán unas mayores recompensas
que las recién pasadas y, desde luego, que las actuales.
Sin miedo, a reiniciar actividades en el nuevo mundo que nos tocará
vivir a contar de poco tiempo más, buscando en lo nuevo y en la innovación una
forma de vida.
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