Hace ocho meses que empezó a bajar la TPM para estimular la economía y revertir la recesión y en este plazo lo único que se ha obtenido son crecimientos negativos.
Por otra parte, al 1,17% de interés anual equivalente que paga un banco por un depósito a plazo renovado cada 35 días, cobra un 15% de interés anual por un crédito de igual monto (o sea una tasa casi 13 veces mayor). Esta es una gran anomalía, por lo que de muy poco ha servido la baja de la TPM, en términos de incentivo a la inversión y al consumo.
Los cambios, incentivos y desequilibrios burocráticos impuestos a las economías sin ningún respecto por “las leyes del mercado” debieran seguir aumentando la cesantía, creando futuras burbujas en diferentes sectores y una inflación desatada, a menos que se corrijan con rapidez las distorsiones existentes. En estas condiciones las empresas y las personas toman decisiones con altos riesgos, lo que sólo ayuda a los pocos que tienen propensión a esos riesgos, y deja fuera a la mayoría que esperan tiempos más tranquilos.
¿Cuánto tiempo más hay que esperar para que la baja de la TPM produzca sus tan reiterados efectos de crecimiento económico y de demanda, o es que gran parte de “la solución” está equivocada?
Al mismo tiempo se ha “gastado” enormes recursos cuando la recesión ofrecía importantes oportunidades de crecer en la preparación de productos de mayor valor agregado y de más infraestructura productiva, puesto que los precios son más bajos, hay más “inteligencia global” disponible y se tiene de recursos almacenados en el exterior.
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