El mundo está viviendo el momento económico y financiero más significativo de este siglo, con escasa claridad sobre las acciones concretas que se deben tomar en cada continente, en cada país, en cada empresa y en cada hogar. Como noticia es la más divulgada en todo el mundo y no hay otras que le hagan sombra, por ahora.
Las consecuencias inmediatas y mediatas son bastante inciertas y lo mismo que el tiempo - años - que se tomará para llegar a tener procesos y resultados mejores que los actuales. Se vive una quiebra creciente de bancos e instituciones financieras de nivel mundial y nacional, hay una variación vertiginosa de los precios de commodities y de otras productos y servicios, de las tasas de interés, se acerca una posible aceleración de la pérdida de puestos de trabajo, de aumento de la cesantía, de variaciones en los salarios reales, etc.
Hasta ahora se han referido a este tema muchos economistas, uno que otro académico, periodistas y algunas personalidades vinculadas a sectores que siente afectados sus intereses directos o indirectos.
Hay muchas explicaciones sobre lo que está ocurriendo y lo que empezó a ocurrir hace largo más de un año atrás, es necesario anticipar algunos de los más probables escenarios alternativos que se podrían enfrentar, así como las medidas que habría que tomar para suavizar o limitar los perjuicios para las empresas y para las personas.
¿No es importante en estas circunstancias que los políticos entreguen sus opiniones y sus propuestas y no seguir sólo en las elecciones municipales y en la determinacioón de los futuros candidatos a la presidencia, que lamentablemente son cuestiones de corto plazo?.
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