Una TPM de 8,25% anual y un IPC de 9,20% en doce meses debieran tener un fuerte impacto negativo en la demanda de los consumidores. Debieran subir las hipotecas a consumidores que serán más pobres. Si esto produce un menor volumen de ventas al detalle tendrá que afectar las utilidades de las empresas respectivas y, a su vez, a la construcción y a la mayoría de sus proveedores. Si al mismo tiempo se afecta la inversión, cuando las tasas de interés sean positivas, la perspectiva de crecimiento económico podrían no ser muy atractivas para los próximos ejercicios.
Si el menor poder de compra de las personas que tienen deudas no las pagan, o dejan de pagarlas, es probable que haya una situación preocupante en este sector de la economía.
Y la inflación no dejará de ser una preocupación. En especial, cuando se concreten los ajuste al alza en los precios de los servicios públicos, en los precios de las importaciones de diferente índole, en las remuneraciones. Esto también debiera afectar a empresas de retail, las que tendrán que subir sus precios, con lo que verán sus ingresos por ventas estables o disminuidos y sus utilidades reducidas.
Habrá más cuentas por cobrar y más deudas atrasadas, que debieran afectar a las instituciones que se dedican a dar créditos de consumo.
¿Y la inversión? Que es necesaria para aumentar la producción y el empleo se debiera postergar hasta mejores tiempos en que se tenga una tasa de interés atractiva. pero seguramente positiva y se anticipe un aumento de la demanda.
Cada una de estas situaciones previsibles demorará entre 2 y 6 meses en producirse, con lo que fácilmente no habría una inversión suficiente para la economía del bicentenario, como para celebrar con mucho brillo esa fiesta.
No importa si esta relación de variables se producirá o no, se puede considerar como una secuencia de escenarios posibles y sucesivos para los próximos dos años.
Esperamos que sirva de base para una discusión de la cual se pudiera obtener un conjunto de mecanismos y relaciones necesarios para anticipar el próximo ciclo económico: con su etapa de crecimiento y, luego, de su implacable recesión.
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