miércoles, 1 de octubre de 2014

NUEVO MILENIO Y ESTRATEGIA PUBLICA Y PRIVADA.

Centrados en el tumulto diario es difícil darse cuenta que los cambios que se están produciendo en el entorno global conducen a una nueva era, donde se incrementa el conocimiento y su circulación, así como, las tecnologías y los productos y servicios. Es un mundo donde surgen grupos de personas que asumen nuevos roles, organizados, o no, que presionan por intereses y necesidades diferente y en muy distintas direcciones. Quienes están en el tumulto se ven presionados a tomar decisiones que parecían eficaces cuando aún no se las habían aplicado, como el empleo del gasto fiscal para recuperar el crecimiento económico. ¿A caso en la segunda mitad del siglo pasado, en varias oportunidades, y en el 2009 no se quiso recuperar la economía con un gasto de casi 10 mil millones de dólares de las reservas y se logró que la economía se redujera en un 1%? Lo complejo de entender, para quien decide y para quien sufre las consecuencias de esas decisiones, es que gastar en una educación casi obsoleta y carísima o en una salud que ha consumido millonarios recursos para centrarse en las enfermedades y no en la salud de la población, o en viviendas de discutible calidad, es una majadería que se repite año tras año. Estos gastos podrán producir aumentos en la demanda interna y algún empleo, pero serán fugaces porque están fundados en un medio que cada día se aleja del mundo que viene del exterior y al cual el país está tan ampliamente expuesto Se echa de menos una estrategia nacional que oriente el desarrollo del país, en sus principales actividades, que debiera ser de mediano y largo plazo para evitar los vaivenes y los cambios de dirección de cada nuevo gobierno y de sus afanes de cambiarlo todo o de mantenerse inmóviles. Con modestia pensamos que si los resultados económicos del próximo año se alejan de los que se han manifestado y sigue la economía sin remontar, se reincidirá en lo mismo, y alejándose del país desarrollado que como consultores queremos. Los resultados futuros de la economía dependerán de las acciones públicas y de las privadas y serán probablemente mejores si se recapacita y se reconoce que hay que prepararse para un ciclo fundamentalmente diferente, en educación, en salud – no en enfermedades – en vivienda saludable, en bienestar social solidario, en la incorporación de empresas más acordes con el desarrollo global y menos en materias primas de bajo valor agregado y de precios muy variables. Este futuro no sólo sería válido para el país, puesto que estudios recientes indican que una gran cantidad de empresas y servicios públicos y privados, en todas partes del mundo, están al borde de la desaparición. Y una de las causas más posibles está en la escasa preparación que tienen las clases dirigentes para sondear los posibles futuros que enfrentarán sus organizaciones y elegir la acción estratégica más adecuada. Frente a este escenario las instituciones y los ejecutivos tienden a concentrase en el día a día y paralogizarse de actuar en relación a lo debe hacer su organización para sobrevivir en los años que vienen.

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